No toda la juventud está perdida



Es común escuchar en nuestra cotidianidad a muchas personas criticando los malos pasos de la juventud. Diciendo que los adolescentes y jóvenes no saben comportarse, que son indisciplinados y rebeldes, que no respetan a los mayores, que sus actitudes no se corresponden con la educación que han recibido.
Es cierto que en la actualidad se ha vuelto una cuestión preocupante el hecho de que una parte de la juventud incurra en hechos tan lamentables como las indisciplinas sociales. Sin embargo, también existen  jóvenes que se enfrentan al fenómeno. Trabajadores sociales, militantes de la UJC y del PCC, cederistas y federadas,integrantes de los órganos del MININT y de las FAR, trabajadores jurídicos… A ellos se les puede encontrar en los barrios, las calles, los centros de trabajo, los sitios recreativos…con los ojos alertas para prevenir cualquier acto de delito o ilegalidad.
El proyecto social cubano apela a los jóvenes para atender problemas que demandan una solución inteligente en una muestra de confianza en quienes tomarán las riendas del país en el futuro.
Por todo eso hay que reforzar las acciones conjuntas que preserven y cultiven valores; que fortalezcan la moral colectiva para enfrentar la indisciplina social. En todo lugar que se encuentren los jóvenes deben estar a la altura de lo que se espera de ellos.
Deben estar a la vanguardia en las tareas económicas, en la sustitución de importaciones, en el funcionamiento y desarrollo de la vida de sus comunidades.
Así, por ejemplo, en mi municipio, Songo-La Maya, suman más de 120 los jóvenes que ocupan cargos dentro de los CDR y se trabaja por elevar este número. Esta cifra se reparte entre coordinadores de zona, ideológicos, organizadores, activistas de vigilancia. Que como parte de la mayor organización de masas del territorio, se enfrentan a las ilegalidades que se cometen en la cuadra.
De igual forma, los integrantes de la Unión de Jóvenes Comunistas tienen en sus manos la misión de transformar la realidad con su esfuerzo diario. Por eso, se ha convertido en una prioridad de la organización atender cualquier deterioro de la disciplina dondequiera que se manifieste.
Y aunque se ha avanzado en este sentido, no podemos dejarlo todo a la espontaneidad.
Los jóvenes cubanos tienen una gran participación en el proceso económico y social que estamos viviendo. Más ahora que estamos tratando de dejar atrás la etapa más aguda de carencias materiales derivadas de la crisis económica.
En una oportunidad, Fidel se refirió a la importancia de la juventud en la batalla que se libra en el país contra la corrupción.
Dijo que  “un papel muy importante en ese sentido lo juegan los jóvenes, en especial los trabajadores sociales, quienes hoy luchan contra diversas manifestaciones de este tipo”.
También expresó que el problema no se iba a resolver solo con autoridades, con policías. Es necesario hacer trabajo político, invitar al pueblo a luchar, porque el pueblo tiene conciencia.
Fidel explicó que mucha gente inconsciente hoy roba en el puerto, en trenes, en farmacias, en tiendas, en fábricas.
Sin embargo, ratificó su convicción de que todo eso se arregla con la fuerza de gente bien preparada y organizada.
Y eso precisamente es lo que se espera de todos los jóvenes. Esos que asumen misiones propias de un Quijote aunque haya quienes piensen que es una lucha contra molinos de viento. 

Lo cierto es que tienen en sus manos una gran  responsabilidad: salvar lo que se ha conquistado, y sobre todo, perfeccionarlo, entregarlo en mejores condiciones a sus  hijos y a los nietos.
 

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