Trabas para la trova en mi pueblo natal
Las calles de mi pueblo natal llevan las huellas de la trova tatuadas inconmensurablemente en la piel. Cuna, alimento y abrigo de los acordes tradicionales fue Alto Songo allá por la década de 1970, cuando los músicos de entonces se reunían en un pequeño local para compartir la pasión por aquel ritmo 100% santiaguero. Una de las imágenes que más atesoro de mis tiempos de niña es la figura delgada y sencilla de mi abuelo tarareando las letras trovadorescas, guitarra en mano, con el olor a tabaco y ron, en compañía de los amigos y teniendo como inspiración a las mujeres. Recuerdo como en su despedida de duelo una voz hermana le ofreció una canción de la vieja trova, que marcaría eternamente corazones como el mío. Los años han pasado implacables llevándose consigo parte de la memoria de mi pueblo, al parecer casi nadie siente la necesidad de retornar a nuestras raíces, de echar un vistazo a las tradiciones, de trasladar a la actualidad los acordes de un pasado donde la cultura ha