¿Machistas en Songo-La Maya? (con imágenes tomadas de Internet)
Daniela
es una joven songomayense de 25 años. Tiene una relación desde hace varios
meses con un hombre de mucha más edad. Ella cree amarlo sin medida, pero hay un
gran problema que prefiere callar…
…Él
es sumamente machista, posesivo y celoso, le gusta dar órdenes, y la controla
como si fuera un objeto de su propiedad. Incluso ha llegado a maltratarla en
más de una ocasión por no querer hacer su voluntad.
Historias como la de Daniela suceden con más
frecuencia de la que podamos imaginar, en todas partes del mundo. Y casi nunca
tienen finales felices. Pero nunca faltan quienes intentan cambiar esta
realidad.
El machismo, expresión derivada de la palabra
"macho", se define en el Diccionario de la Real Academia Española
como la "actitud de prepotencia de los varones respecto de las
mujeres". Este fenómeno abarca el conjunto de actitudes, prácticas
sociales y creencias destinadas a justificar y promover el mantenimiento de
conductas percibidas tradicionalmente como heterosexualmente masculinas y,
también, discriminatorias contra las mujeres.
Ha
estado asociado a la diferenciación de tareas entre hombres y mujeres, y a la
subordinación de las mujeres en muchas sociedades.
Se considera que es fruto del machismo que el
trabajo menos reconocido o menos fatigoso sea asignado a las féminas; también
el uso de cualquier tipo de violencia de género con el fin de mantener un
control emocional o jerárquico sobre ellas.
Asimismo, castiga cualquier comportamiento que
considere supuestamente femenino en los varones, lo que constituye la base de
la homofobia.
Pero un detalle muy curioso es que el machismo
puede estar presente no sólo en el comportamiento y pensamiento de los propios
varones, sino incluso entre las mujeres.
Las actitudes machistas tratan de justificar
la mayor comodidad, superioridad y bienestar de los hombres.
El machismo empezó hace siglos, por el rol de
patriarca que tenían los hombres, tradición que se ha quedado fija en la mente
de muchos.
Actualmente, existen muchas formas de
discriminación hacia la mujer, hasta en el lenguaje, donde encontramos un
predominio de términos en masculino.
El neomachismo es la versión moderna del
machismo. El hombre asume que la mujer juega un rol en la sociedad, con derecho
al trabajo y a su vida propia, pero en la vida en casa se cree con derecho a
pedir explicaciones a su compañera y a no realizar aquellas tareas del hogar
que se consideran poco masculinas.
En Songo-La Maya, por ejemplo, desde el plano
cultural se siguen perpetuando normas,
roles y valores machistas.
Todavía
las mujeres son las encargadas de las tareas domésticas aún cuando son valoradas también por su
participación en actividades laborales.
La madre tiene la responsabilidad directa de
la atención y cuidado de los hijos. Este debe ser, según la tradición, la ocupación principal de
las mujeres, mientras que el rol de padre es mucho menos valorado. El hombre es
quien tiene y ejerce el poder tanto en
la pareja como en la familia.
Es responsabilidad de la mujer la atención a
su esposo o pareja, lo que se traduce en lavarle, plancharle, cocinarle, así
como el cuidado de los enfermos.
De igual forma se ve a los hombres como los
duros de carácter, activos, emprendedores, poco sentimentales, fuertes,
luchadores. Mientras que a las mujeres se les considera tímidas, sentimentales,
delicadas, sencillas, obedientes o débiles.
Además
se justifica el hecho de que el hombre tenga más de una pareja, que sea infiel,
mientras que este mismo comportamiento es muy criticado en las mujeres.
No es aconsejable plantear el tema como lucha. Más bien se trata
de conseguir entendimiento y colaboración: solidaridad. Se pretende que ambos
mejoren, que se alegren con la dignidad del otro.
No
se trata de que las mujeres sean hombres, sino de que hombre y mujer gocen de
la misma dignidad como personas. El
hombre y la mujer son distintos, y esas diferencias se deben respetar. Se trata
de fomentar la igualdad en lo que son iguales, y la diferenciación donde son
diferentes.
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