La violencia psicológica: golpes invisibles.





¿Eres una persona violenta, o por el contrario, eres víctima de algún tipo de agresión?   Antes de contestar con un no, sería oportuno que reflexiones acerca de los diferentes tipos de violencia que existen.
Estamos acostumbrados a pensar que violencia es algo que se refiere únicamente a los golpes, a las agresiones físicas. Sin embargo, dejamos de lado una forma mucho más directa y cotidiana, que ocasiona daños mucho más profundos: la violencia psicológica.
¿En cuántos hogares pueden producirse situaciones de padres regañando o maltratando fuertemente a sus hijos, con razón o sin ella? ¿Cuántas parejas se encasillan en discusiones de gran magnitud que pueden ocasionar la ruptura? ¿Cuántas veces has soportado insultos o humillaciones por parte de compañeros de estudio, de trabajo o de tus superiores?
Son algunos reflejos de un fenómeno solapado que cobra una enorme cantidad de víctimas, muchas veces sin que ellas mismas tengan conciencia de que lo son.
No es para nada beneficioso compartir el día con alguien que te subestime, te ridiculice, te grite, te cele o te maltrate. Estamos en presencia de un tipo de violencia ejercida sobre numerosas personas, en una gama que va desde lo sutil hasta lo ostentoso. La violencia psicológica produce un daño en la esfera emocional y debilita el derecho de la integridad psíquica de los integrantes de la familia.  Puede darse en forma de insultos, gritos, sarcasmos, engaños, chantajes, manipulación, desprecios, desvalorizaciones, también de prohibiciones, imposiciones, amenazas, indiferencias, y hasta de silencios.
Las consecuencias emocionales, en muchas ocasiones, no pueden apreciarse a simple vista, lo que hace más complejo evaluar los daños que ocasiona. Esto hace que sea difícil enfrentarla, incluso cuando se intenta colocarla como un delito que debe ser juzgado por la ciencia penal.
Son muchas y muy diversas las manifestaciones de la violencia psicológica, que se producen principalmente en el ámbito familiar, ya sea entre padres e hijos, hermanos, en la pareja o entre otros miembros de la familia.
Un tipo de violencia psicológica bastante frecuente en los hogares es el abuso económico que generalmente mantienen los hombres sobre las mujeres, poniéndose de manifiesto a través del control abusivo de finanzas, recompensas o castigos monetarios, impidiéndole trabajar aunque sea necesario para el sostén de la familia…
También entre parejas se puede producir el abuso sexual, mediante la imposición del uso de anticonceptivos, presiones para abortar, menosprecio sexual, imposición de relaciones sexuales contra la propia voluntad.  Está además el aislamiento, que es el control abusivo de la vida del otro, mediante vigilancia de sus actos y movimientos, escucha de sus conversaciones, impedimento de cultivar amistades…Y ni hablar del desprecio, que es tratar a alguien como inferior, y tomar las decisiones importantes sin consultárselas.
Según algunos especialistas, esta forma de violencia es la que más se manifiesta en Cuba,  es muy común, sobre todo porque no se identifica, las personas la ven como algo normal que forma parte de las relaciones interpersonales.
Del mismo modo, la cultura patriarcal y machista ha reafirmado la superioridad masculina, que el hombre se sienta dueño, poderoso, en la relación de pareja y en la familia.  Este maltrato afecta a todos los sectores porque, en general, la violencia es parte de relaciones de poder que lo mismo suceden entre personas con alto nivel profesional, que entre otras con bajo nivel de escolaridad; entre jóvenes parejas o entre parejas de adultos.
La violencia psicológica es muy dañina, pues va deteriorando paulatinamente a la persona en su identidad, en su equilibrio emocional, en su personalidad, y generalmente va lastimando su autoestima.
Podemos atrevernos a asegurar que todos, en algún momento de nuestra vida, hemos sufrido este tipo de violencia. Pero lo importante es evitarla.
Si sufres en silencio una situación dolorosa y esperas que las cosas se solucionen por sí mismas, que alguien acuda en tu ayuda porque se dé cuenta de tu situación, no te quepa ninguna duda de que eres una víctima de la violencia psicológica.
Si te sorprendes haciendo algo que no quieres hacer o que va contra tus principios, considera que eres víctima de manipulación mental, que es una forma de violencia psicológica.  Si has llegado a la conclusión de que la situación dolorosa que sufres no tiene solución porque te lo mereces, porque te lo has buscado, porque las cosas son así y no se pueden cambiar, eres una víctima de la violencia psicológica. Y si te sientes mal frente a una persona, si te produce inseguridad, miedo, un apego o un afecto que no tiene justificación, si te sientes poca cosa, inútil, o indefensa delante de ella, ya has identificado a tu agresor.
Si uno de los integrantes de tu familia es tu agresor, en lugar de responder de la misma forma, ignorar o actuar sumisamente, hay que hacer un alto y no dejar pasar su conducta.
Si sientes que el abuso psicológico se te fue de las manos y que te encuentras en una situación que ya no puedes dominar, entonces busca ayuda profesional. Una buena alternativa es acudir a la Casa de Orientación a la Mujer y la Familia, que funciona en la sede de la FMC.
Es muy importante tener en cuenta que la violencia es una conducta aprendida, que nadie nace violento, que es cultural y que, por tanto, mediante la educación se puede prevenir. En todo esto la educación tiene un papel fundamental: en la escuela, en los medios de comunicación, en la familia. Educar en el respeto al otro, en la solidaridad, y dar herramientas para el manejo de la ira, para la negociación, para la mediación de los conflictos. En fin, buscar alternativas que sean de diálogo.

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