Aventuras amorosas o amores marineros
“Amo el amor de los marineros que besan y se
van. Amor
que puede ser eterno y puede ser fugaz (…) En cada puerto una mujer espera; los
marineros besan y se van” (…)
Así expresa el escritor chileno Pablo Neruda,
premio Nobel de Literatura, en uno de sus poemas. Salta a la vista el tono de
donjuán o conquistador; incluso hasta machista, que nos presenta al género
masculino como el protagonista de estos romances de un momento, también
conocidos como aventuras amorosas.
Al igual que en otras composiciones, ya sea
literarias o musicales, se recurre a la figura del marinero como símbolo de lo
efímero, lo transitorio…, pues es quien desembarca en un lugar y al poco tiempo
debe partir nuevamente, sin poder profundizar en ninguna relación.
Del mismo modo que los marineros, muchas
personas tienen esa inclinación de ir de puerto en puerto buscando amores
fugaces, de un momento, sin ataduras ni compromisos. También se dice que van de
flor en flor como las mariposas.
Quienes así se comportan, generalmente lo
hacen porque desean escapar de lo que llaman cadenas, y de esta forma mantener
su “supuesta” libertad. Otros asumen estas actitudes por una
necesidad de experimentar, pues en su vocabulario no se encuentra la palabra
estabilidad o el concepto de relación a largo plazo, y prefieren dejarse llevar
por los impulsos, el gusto pasajero, la atracción sexual, el interés económico,
o la curiosidad ante lo desconocido.
Y
es válido aclarar que los donjuanes no son solamente masculinos, pues no pocas
muchachas también escogen esta opción del amor temporal. Como refleja una
canción de Joan Manuel Serrat:
“A esa muchacha que dio a
morder su piel de manzana
cuando Cupido plantaba un nido en cualquier
ventana
(…) A esa muchacha que tuvo
al barrio guardando cola
y revoloteando como polillas en las farolas…”
Según muchos estudiosos, el amor tiene tres cualidades principales: atracción,
o sea, la parte "química" del amor”. Se refiere al interés o deseo
físico, o incluso sexual, que se experimenta por alguien más; intimidad, es
decir, el vínculo que desarrollamos cuando compartimos exclusivamente con una
persona pensamientos y sentimientos ; y compromiso, que no es más que la
promesa o decisión de seguir al lado del otro a pesar de los altibajos que
pueda haber en la relación.
Estos tres rasgos del amor se pueden combinar
de formas diferentes en distintos tipos de relaciones.
Por ejemplo, la intimidad sin atracción define
el tipo de amor que sentimos por nuestros mejores amigos.
La atracción sin intimidad es más como un
capricho o enamoramiento. Te sientes atraído físicamente por alguien pero no lo
conoces suficientemente como para compartir tus sentimientos y experiencias
personales.
El tercer ingrediente de una
relación amorosa, el compromiso, es el que casi siempre falta en la aventura
amorosa, un tipo de relación muy frecuente durante la adolescencia y la
juventud.
Típicamente, a estas edades se tienen relaciones más cortas, porque son
etapas en que se buscan instintivamente muchas experiencias diferentes. Se
trata de descubrir quién es uno, qué valora y qué quiere conseguir en la vida.
En plena adolescencia, las relaciones se basan
principalmente en la atracción física, se establecen sobre todo para pasarla
bien. Salir con alguien puede parecer una buena oportunidad de ir a sitios y
divertirse, o una forma de encajar en el grupo de amigos.
Para algunas personas, estar con alguien es
una cuestión de estatus, de imagen o de popularidad, y esto tiene muy poco que
ver con el amor.
Aunque las aventuras amorosas pueden ser estimulantes, excitantes,
apasionadas y románticas, también pueden ser perjudiciales y dolorosas.
A veces una desilusión en edades tempranas,
conduce a una falta de confianza en el amor, a algunos les da por tirarse al
abandono o por tratar de vengarse con el resto de los seres del sexo opuesto,
como haciéndoles pagar una culpa que no deben. Esa es la filosofía de “voy a romperle el corazón a quien pueda
para desquitarme”, “si jugaron
conmigo, pues ahora me toca a mí”. Es
como una guerra de géneros, pero al final quien sale perdiendo es la propia
persona que actúa por despecho. Esos sentimientos van perdiendo intensidad poco
a poco. A la larga, nos recuperamos y seguimos adelante, iniciando nuevas
relaciones y teniendo nuevas experiencias.
Se equivocan también quienes saltan de pareja
en pareja solo por deporte, los que buscan solamente el placer corporal, o
practican la entrega sexual a cambio de algún beneficio económico.
Si eres de los
que les gusta escapar de los compromisos amorosos, de los que se entregan por
simple capricho, o viven probando cosas nuevas en materia de relaciones, te
recomendamos que:
Intentes amar y
ser amado sanamente. El amor ayuda a que nos sintamos importantes, entendidos y
seguros.
Recuerda que las
relaciones, independientemente de que duren dos semanas, dos meses, dos años o
toda una vida, son oportunidades para experimentar el amor en multitud de niveles
diferentes.
Tener simples
aventuras, generalmente superficiales, puede impedirte descubrir cuáles son las verdaderas cualidades y valores
que buscas en una pareja y te vuelve inestable emocionalmente.
Así que cuando un
puerto te parezca seguro, arroja el ancla y has estancia indefinida.
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