La Federación de Mujeres Cubanas: ¿a la par de los nuevos tiempos?



Aunque en Cuba quedan rasgos de machismo, algo de lo que Songo- La Maya no está exento, hay que reconocer el empeño que se hace por lograr el ejercicio pleno de la igualdad de derechos y oportunidades de mujeres y hombres en todas las esferas de la sociedad.
En este sentido, la FMC ha sido, desde su creación en 1960, la organización rectora para que hoy se exhiban resultados importantes.
La presencia de las féminas en cargos de dirección y el desempeño eficaz y reconocido en funciones designadas tradicionalmente solo a los hombres, muestran el progreso de las metas propuestas.
Con el transcurso de los años, las misiones de las federadas fueron adquiriendo nuevos matices: a la lucha contra la discriminación y la violencia se sumaron las modalidades de prevención y atención social en el afán de limpiar un poco la sociedad; el trabajo de las brigadistas sanitarias, las trabajadoras sociales o las representantes ante consejos de escuela; la labor de las Casas de Orientación a la Mujer y la Familia, y tantas hermosas hazañas que han hecho de nuestras marianas verdaderas heroínas de todas las esferas de la vida del país.
 Actualmente las féminas del terruño participan en todo lo relacionado con la labor preventiva y educativa en las comunidades, y continúan abriendo el camino del empoderamiento de género.
Sin embargo, la desmotivación y la inercia continúan haciendo mella en estos empeños, y sigue siendo escasa la participación de las federadas songomayenses en las tareas de su organización.
A la falta de sentido de pertenencia se une el deficiente trabajo de muchas dirigentes de base, que no encuentran la manera de sumar a las mujeres de sus delegaciones y bloques, principalmente las adolescentes y jóvenes, a las actividades que se realizan.
En tal sentido, se implementan cambios en los métodos y estilos de trabajo, aspecto ampliamente debatido en el 9no Congreso de la FMC. La interrogante es qué fórmulas utilizar para incentivar a las féminas cubanas a ser protagonistas de la vida de su organización,  y a través de ella impulsar transformaciones positivas en la sociedad.
Hacia la búsqueda de esta respuesta se encamina hoy el quehacer de quienes tienen el objetivo de mantener lo alcanzado por mujeres como Vilma Espín y preservar los derechos que disfrutamos gracias a la Federación.

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