Un gesto vale más que mil palabras.
Dice
un viejo refrán que un gesto vale más que mil palabras. ¿Alguna vez te has
puesto a pensar en el sentimiento que transmites con una sonrisa, tu postura
corporal o una simple mirada?
Según
estudios, nos hacemos una idea sobre una persona en siete segundos, simplemente
con verla. Cuando ni siquiera nos hemos planteado si lo que vemos nos gusta o
no, nuestro inconsciente ya se ha hecho una idea. Aunque otras investigaciones
plantean que la imagen de una persona se forja en cuatro minutos. Uno no tiene
tiempo de mostrar ni un cinco por ciento de lo que realmente es. Todo esto demuestra
la importancia del lenguaje corporal o comunicación no verbal, que tiene una
gran importancia en las relaciones familiares, de amistad o de pareja, en el
estudio, el trabajo o cualquiera de los campos en que se desarrolle nuestra
vida.
La comunicación no verbal es lo que hace que
alguien nos caiga bien o mal y no sepamos decir el porqué, que entenderse en un
país de lengua desconocida sea más fácil de lo esperado, que quienes practican
la pantomima puedan llegar a ser tremendamente expresivos, o que los grandes
actores puedan trasmitir mucho de un personaje sin decir nada.
Las
posturas, los movimientos del cuerpo, los gestos, la expresión del rostro, las
miradas, el tacto o mismo el olor, pueden transmitir enormes cantidades de
información en muy poco tiempo, se dice que más de la mitad del mensaje.
Muchos
gestos utilizados son comunes en la mayoría de los países, aunque otros pueden
significar cosas distintas dependiendo de donde estemos.
Los
gestos básicos suelen ser los que más universalizados están: por ejemplo, mover
la cabeza para afirmar o negar algo, fruncir el ceño en señal de enojo,
encogerse de hombros indicando que no entendemos o comprendemos algo...
En
fin, debemos ser muy conscientes de que cada uno de los movimientos que hacemos
tiene un significado determinado, que es bueno conocer para evitar emplear el
lenguaje corporal de manera equivocada o simplemente realizarlos
inconscientemente sin saber sus posibles consecuencias.
Aparejadas
a los gestos, puede decirse que están nuestras acciones, con las cuales también
comunicamos. A veces no resulta necesario decirle a una persona lo importante
que es para ti, porque se lo puedes demostrar con una sonrisa, un abrazo, una mirada de apoyo,
de cariño, de comprensión…
También hay ocasiones en los que tenemos ideas
muy buenas, las compartimos con todo el mundo, pero no las aprovechamos
nosotros mismos ni hacemos nada con ellas.
A muchos nos encanta aplazar las cosas y como
consecuencia perdemos el tren, llegamos tarde, desaprovechamos oportunidades
que podrían cambiar nuestras vidas. Es mejor actuar, hacer lo que pensamos y
decimos ahora, empezando por las cosas más sencillas.
Comentarios
Publicar un comentario