Si te gusta el helado...te recomiendo leer este post. Y si no te gusta...también.

  ¿A quién no le gusta el helado?
Seguramente hay muy pocas excepciones, pues este es uno de los productos más consumidos y de mayor popularidad entre la población mundial, incluyendo a la cubana.
El helado es el postre favorito de una gran mayoría de personas en todo el planeta. Denominado en sus primeros tiempos manjar de reyes y  postre del verano, su consumo ha traspasado ya los límites estivales y se toma en cualquier época del año.
Así sucede por ejemplo, en Cuba, donde puede decirse que hay una heladería en prácticamente todos los municipios. Aunque también se comercializa en los puntos de venta y tiendas recaudadoras de divisas.
El origen de los helados es antiguo, los chinos, muchos siglos antes de nuestra era, mezclaban la nieve de las montañas con miel y frutas. De China pasó a la India, a las culturas persas y después a Grecia y Roma, mientras los califas de Bagdad le agregaban zumos de frutas a la nieve. Éstos últimos le dieron el nombre de sharbets, que significa “bebida”, de donde procede la palabra sorbete empleada hoy en día en algunos lugares.
Por otra parte se dice que Alejandro Magno y el emperador romano Nerón  enfriaban sus jugos y sus vinos con hielo o nieve traídos de las montañas por sus esclavos.
Fue Marco Polo, o eso se cree, quien introdujo en Europa las fórmulas aprendidas en sus viajes para la preparación de helados, y durante mucho tiempo, por los pocos medios de que se disponía para su preparación, fueron únicamente manjar de reyes.
 A estos primeros helados de agua siguieron los de leche, que comenzaron a popularizarse cuando en mil seiscientos sesenta.
En ese año, el italiano Procopio inventó una máquina que homogeneizaba las frutas, el azúcar y el hielo, con lo que se obtenía una verdadera crema helada, y  abrió en París un establecimiento, considerado como la primera heladería. Se dice que el rey francés Luis catorce llevó a Procopio a su presencia para felicitarlo por su producto. Bajo su reinado comenzaron a prepararse los helados de vainilla y de chocolate, más tarde los de nata, hasta llegar al helado actual.
Desde esa época hasta nuestros días se han producido muchos descubrimientos que han favorecido el desarrollo y perfeccionamiento de este producto y que han conducido hasta el helado industrial, cuya elaboración ha sido posible gracias a inventos como el de la americana Nancy Johnson, que en mil ochocientos cuarenta y seis  creó la primera heladora automática.
Como vemos, el helado en sus orígenes no era un producto lácteo, sino más bien frutal, pero con el correr del tiempo, los derivados lácteos comenzaron a utilizarse en pequeñas proporciones y luego masivamente. Hoy en día los helados y cremas tienen como constituyentes básicos, en la mayoría de los casos, la leche y la crema de leche.
A pesar de su aceptación, también hay una tendencia a no querer ingerir estos productos por distintas razones, no siempre correctas.
La típica es el miedo a engordar, y en algunos países se ve como una causa de obesidad. El hecho es que las calorías que aporta un helado son únicamente el diez por ciento del total de calorías requeridas diariamente, por lo que podemos afirmar que el helado consumido de forma moderada no engorda ni causa obesidad.
De hecho, si es casero o artesanal y no proviene de las grandes marcas con procesos industrializados, se convierte en un alimento beneficioso
Para empezar hablemos de la composición del helado. Contiene azúcar, leche, crema, estabilizantes, emulsionantes, y distintos extractos de sabor. O sea, uno de sus principales ingredientes es la leche, y por eso el helado es rico en calcio. No hace falta decir la importancia del calcio en nuestros huesos y para potenciar nuestra energía.
Un estudio denominado “Helados sanos por tres razones”, presentado en el País Vasco, defiende que estos alimentos son saludables porque aportan sustancias beneficiosas como vitaminas, fósforo y calcio para nuestro cuerpo.
También tienen propiedades lúdico-sociales (es decir, ya sabemos que en la mayoría de las ocasiones se toman en compañía), y reducen el estrés, gracias a que algunos de sus componentes, como los azúcares o la caseína de la leche actúan como exorfinas, tienen un efecto positivo sobre el sistema nervioso.
Los helados son una buena opción para el postre o la merienda de los niños, en especial para aquellos a los que no les gusta la leche.
Además, son excelentes para los ancianos con problemas de masticación, por su textura suave y cremosa, mientras para los deportistas son una fuente rápida de energías y nutrientes.
Por otra parte, contribuyen a la hidratación, combaten la sequedad de las vías respiratorias, facilitan la digestión y crean una sensación de bienestar.
El valor alimenticio y nutritivo del helado depende de los componentes del mismo. En todo caso siempre será igual o superior al de los productos lácteos, pues la leche y sus derivados constituyen el ingrediente mayoritario.
En cuanto a los sorbetes, tienen otras cualidades, basadas en el porcentaje de frutas que contienen, y su contribución es principalmente energética y refrescante.
Del mismo modo, los helados ayudan a combatir el colesterol y las enfermedades respiratorias.
Ya sabemos que vivir sanamente no está relacionado con tomar o no un alimento en particular, sino en comer moderadamente.
De todas maneras, de forma particular, el helado puede ser un aliado ideal para formar la base de una dieta sana, saludable y muy rica.
 Un reciente estudio estadounidense ha demostrado que el consumir helado ayuda a perder peso, fortalece los huesos, quema grasas, regula la tensión arterial, suaviza los dolores menstruales, previene las piedras en el riñón y fortalece el sistema inmunológico.
Investigadores de la Universidad de Harvard, Estados Unidos, han descubierto que el helado también puede reducir el riesgo de infertilidad femenina, debido a que el consumo de lácteos enteros beneficia la ovulación.
Como si fuera poco, también ayuda a cicatrizar y reducir inflamaciones en las amígdalas, fortalece los huesos y es apto para diabéticos ya que la grasa que contiene retrasa la absorción de azúcar.
A la vez, tomar un helado es bueno para nuestro ánimo. No sólo por el placer que nos da probar algo tan rico, sino porque contiene un aminoácido llamado TRIPTÓFANO, conocido por aumentar los niveles de SEROTONINA.
La SEROTONINA es la popularmente conocida como hormona de la felicidad, que actúa en los estados de ánimo, especialmente disminuyendo los síntomas de la depresión y calmando estados de agresividad o ira.
Y después de mencionar todos estos beneficios que pueden aportarnos los helados, te traemos algunas curiosidades sobre este alimento.
Tanto ha evolucionado la técnica de hacer helados y el mercado del mismo, que las distintas empresas heladeras se han atrevido con todo: desde el helado de potaje hasta el de pescado.
Por ejemplo en Inglaterra, entre los helados más exitosos están el Sex- Pistol, un helado hecho en base a hierbas estimulantes; el The Mash Cone, de salchichas y puré de patatas,  o el Haggis, hecho con intestino de oveja.
En Japón encontramos el Basashi Ice, hecho con carne cruda de caballo, el helado de pescado o de pulpo. En Venezuela, el Cheeseburger, con gusto a hamburguesa completa. En Estados Unidos se elaboran  helados de salmón, de ajo y de regaliz, que tiene un sabor ligeramente parecido al anís y su color es negro. En Italia los sabores tradicionales han sido desplazados por el denominado gelato natural, un helado con sabores de toda clase de vegetales y hierbas. Mientras en España, se pueden encontrar helados de tomillo, queso de cabra o fabada.
También hay helados con sabor a hígado, calabaza, maíz dulce, mejillones en escabeche o tequila con limón.
En nuestro país, la mayoría de los helados son elaborados con pulpas de frutas naturales cosechadas en territorio nacional. No obstante, un gran porciento de ellos se produce a partir de sabores sintéticos importados de otros países.
Como hemos podido conocer, el helado no es una simple golosina refrescante; sino un alimento natural, sano y nutritivo que contiene gran cantidad de vitaminas. También es el mejor complemento a una buena comida y un excelente digestivo.

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