Y tú ¿qué proyectos tienes para tu vida?



Quiénes somos, hacia dónde vamos, y quiénes nos acompañarán, son las preguntas esenciales de todas las personas. Más o menos explícitamente, todos estamos preocupados por lo mismo: nuestra vida. Estas tres preguntas implican un proceso de reflexión profundo y continuo que nadie puede responder por nosotros, y una dosis de valor que nadie nos regala.
Se acerca el final de un año y nunca es tarde para hacer un alto en nuestra cotidianidad y buscar las respuestas. La diferencia entre "improvisar" la vida y "tener la predisposición de dejarse sorprender por los acontecimientos de la realidad", es fundamental. La posibilidad de dejarse sorprender, implica estar abiertos a la novedad. El "momentismo", los vínculos pasajeros, las relaciones poco profundas y nada comprometidas, son una constante en nuestra época. Sin embargo, todo se vuelve más sencillo si nos trazamos proyectos de vida.
 Proyectar, proyectarnos, es la esencia de la vida humana. Qué es "un proyecto", qué toma esa categoría para cada cual, depende de múltiples factores, pero sobre todo de la profundidad que queramos darle a nuestra reflexión y del grado de coraje que le pongamos. Llamamos proyecto al conjunto de valores, actitudes, y comportamientos que debe poner el hombre para que su vida tenga una orientación y un sentido autentico.
El Proyecto no es uno y para siempre, por ejemplo,  la adolescencia es la edad "de oro" para los proyectos; sin embargo el carácter propio de cambio profundo de esa edad, hace que nuestros proyectos de juventud casi nunca sean los que luego prosiguen a lo largo de la existencia. Hay que reproyectar en cada etapa, a partir del análisis que se haga.
La elección de una profesión, la decisión acerca del deseo de tener hijos o no, un concepto acabado de qué es el amor para cada uno y en cada época de la vida, un ideal al que aportar con nuestro trabajo y pensamiento, van configurando un proyecto de vida.
Lo importante es encontrar algo en lo que te sientas a gusto o marcarte un objetivo y lograrlo por diversos medios. Si te planteas como objetivo, por ejemplo, estudiar para ser ingeniero, pues tendrás que esforzarte y hacer todo lo posible en esa dirección. En ese proyecto tendrás que planificarte de la mejor forma posible para poder cumplirlo con éxito.
Un viaje también puede ser un proyecto. Ponerte en forma. Mejorar tu salud. Estrechar las relaciones con amigos y familia. Y cualquier cosa que quieras hacer en la vida que te reporte un beneficio al lograrlo, que puede ser económico, pero lo más importante es que te reporte un beneficio espiritual.  Lograr objetivos y proyectos van a hacer que te sientas satisfecho, además de renovar el deseo de vivir y seguir adelante, con nuevos emprendimientos.
La elaboración de un proyecto de vida, debe considerar aspectos tales como: el entorno y conocimiento de nosotros mismos y de quienes nos rodean; la búsqueda de información para satisfacer las inquietudes y posibilidades de alcanzar las metas propuestas; y la flexibilidad, que no debe faltar, pues los seres humanos poseemos múltiples intereses, habilidades y la capacidad de rectificar, además los resultados no dependen sólo de nosotros.
Armar un proyecto de vida no resulta tan simple como parece, hay que definir y ordenar objetivos, prioridades, valores y creencias. A veces puedes llegar a tener bien claro que es lo que quieres pero eres incapaz de encontrar el camino o te sientes perdido. Para poder lograr su objetivo el proyecto debe ser amplio y generoso, traspasando la frontera del yo y descubriendo el placer de compartir.
Entonces, te propongo que reflexiones: ¿tu vida, tus proyectos, tus sueños, los vas a dejar volar, a abandonar, o realmente quieres disfrutar de cada momento y vivir plenamente?
Desarrollar un proyecto de vida exige cierto esfuerzo, pero es obvio que merece la pena. La felicidad -un grado aceptable de satisfacción con sí mismo- es un trabajo siempre posible. La respuesta a la pregunta por la felicidad, está en no resignarse a vivir sin ella.
Ve detrás de lo incierto alguna vez, arriesga, construye tu vida. Hay que vivir, exigirnos ese esfuerzo todos los días para evitar caer en la monotonía, la tristeza, y arrastrarlas, con la infelicidad que nos crean y creamos a nuestro alrededor. Cambiemos, creemos, innovemos, seamos nosotros mismos en nuestra mejor versión, sólo proponérnoslo ya es un gran paso.

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