Las prohibiciones
¿Quién de nosotros no ha sentido la tentación
alguna vez de desobedecer alguna regla, transgredir un límite, desafiar lo que
está establecido como lo correcto? Creo que nadie me dará un “yo no” como
respuesta.
Orham Pamuk, Premio Nobel de Literatura 2006,
en su libro "Me llamo Rojo", escribe en uno de los pasajes de la
historia:
"Nosotros, los hijos de Adán, podemos
conseguir un gran placer con algo a pesar de que nuestra conciencia y nuestra
inteligencia sepan que está feo y mal"
Prohibir no es otra cosa que negar, establecer
un impedimento a determinada acción. Algunos lo aceptan sin discusión y se
someten a ello, otros asumen actitudes de rebeldía y resistencia.
Las
prohibiciones pueden variar de una época a otra, por ejemplo hay quienes dicen
que ahora hay más libertad y menos prejuicios en materia de relaciones, que los adolescentes y jóvenes son más
independientes y rebeldes , y que han cambiado los conceptos de lo que está bien o mal, es decir, lo que "debe o no
debe ser".
Hay prohibiciones establecidas por la ley, por
la escuela y los centros de trabajo, por los padres, por la sociedad, por la
religión. Algunas prohibiciones se plantean ante un peligro, como por ejemplo
“no nadar en determinados lugares”, para evitarnos un daño ya sea físico o
emocional, por evitar molestias a otras personas, como “no fumar en lugares
cerrados “ , no ingerir bebidas alcohólicas antes de conducir”, otras son de tipo moral y pueden plantearnos
un dilema con nuestra conciencia, el ejemplo más claro y seguramente más común
es fijarse en una persona con la que sin duda hay una atracción sexual, pero
que por una o varias circunstancias esta relación no puede llevarse a cabo. Está
también el caso de interesarse en la pareja de alguna de nuestras amistades o
familiares. Es ahí donde nos hacemos la pregunta: ¿Qué hago, me dejo llevar por
mis emociones o respeto la fidelidad?
El hecho de desear lo prohibido no es una
simple actitud de adolescente que consiste en llevar la contraria. Nuestro
cerebro interpreta cada prohibición como un freno para llevar a cabo aquella
cosa que nos gustaría experimentar y esto nos lleva a una frustración ante lo
prohibido que provoca un deseo mayor. Es decir, sentimos la prohibición como
una limitación de nuestros actos que afecta directamente a nuestra libertad. Entonces
sentimos la inclinación de ver esos obstáculos como un reto o desafío que tenemos que sobrepasar para
conseguir la experiencia que deseamos. Esto a veces puede provocar que, una vez
realizado, pierda la magia y el deseo de lo prohibido.
Hay quienes se ven especialmente atraídos por
lo que va “contra las reglas” en diferentes cuestiones, ya sea la educación, en
la sexualidad, en las relaciones humanas, y un gran etc.
Vivimos en un momento donde estas cuestiones
son conductas diarias, es difícil imponer reglas claras y hay una fuerte
costumbre por enfrentarlas. No por gusto hay filósofos que dicen que andamos
siempre a la caza de lo que nos está prohibido y deseamos lo que nos niegan, y
hay un refrán que plantea “Fruta prohibida, más apetecida; cosa vedada, más
deseada. Lo que haber no se puede es lo que más se apetece”. Otros afirman que
querer es poder, pero cuidado, no todo lo que se puede hacer se debe hacer.
Las
prohibiciones bien justificadas –y su seguimiento– constituyen un factor muy importante a favor del crecimiento y la madurez personal.
Entonces tengamos en cuenta que mejor es la
obediencia que las víctimas.
Y para terminar con las reflexiones les
regalo dos poemas:
CANCION DEL AMOR PROHIBIDO
Sólo tú y yo sabemos lo que ignora la gente,
al cambiar un saludo ceremonioso y frío,
porque nadie sospecha que es falso tu desvío,
ni cuanto amor esconde mi gesto indiferente.
Sólo tú y yo sabemos por qué mi boca miente,
relatando la intriga de un fugaz amorío;
y tú apenas me escuchas y yo no te sonrío...
y aún nos arde en los labios algún beso reciente.
Este amor es un surco que ocultó su simiente,
pero la gente piensa que el surco está vacío,
porque su flor profunda no se ve ni se siente.
Y así son dos orillas tu corazón y el mío,
pues, aunque los separa la corriente de un río,
por debajo del río se unen secretamente.
José Ángel Buesa
Queda prohibido!
Queda prohibido llorar sin
aprender,
levantarte un día sin saber
que hacer,
tener miedo a tus recuerdos.
Queda prohibido no sonreír a
los problemas,
no luchar por lo que
quieres,
abandonarlo todo por miedo,
no convertir en realidad tus
sueños.
Queda prohibido no demostrar
tu amor,
hacer que alguien pague tus
deudas y el mal humor.
Queda prohibido dejar a tus
amigos,
no intentar comprender lo
que vivieron juntos,
llamarles solo cuando los
necesitas.
Queda prohibido no ser tú
ante la gente,
fingir ante las personas que
no te importan,
hacerte el gracioso con tal
de que te recuerden,
olvidar a toda la gente que
te quiere.
Queda prohibido no hacer las
cosas por ti mismo,
tener miedo a la vida y a
sus compromisos,
no vivir cada día como si
fuera un ultimo suspiro.
Queda prohibido echar a
alguien de menos sin
alegrarte, olvidar sus ojos,
su risa,
todo porque sus caminos han
dejado de abrazarse,
olvidar su pasado y pagarlo
con su presente.
Queda prohibido no intentar
comprender a las personas,
pensar que sus vidas valen
mas que la tuya,
no saber que cada uno tiene
su camino y su dicha.
Queda prohibido no crear tu
historia,
no tener un momento para la
gente que te necesita,
no comprender que lo que la
vida te da, también te lo quita.
Queda prohibido no buscar tu
felicidad,
no vivir tu vida con una
actitud positiva,
no pensar en que podemos ser
mejores,
no sentir que sin ti este
mundo no sería igual.
Pablo Neruda
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