Ver televisión: ¿un peligro?
Hoy en día, es difícil no encontrar un
televisor en un hogar cubano. O de cualquier lugar del mundo, porque la
televisión es uno de los medios comunicativos más influyentes en nuestras
vidas.
Y seguramente sea una de las cosas que más
entretenimiento nos brinda a diario. Ya sea en familia o cuando llegamos de un
largo día escolar o laboral y queremos relajarnos un poco poniéndonos al día
con nuestros programas preferidos.
La televisión puede entretener, informar y
acompañar, pero también ejercer efectos negativos en determinadas ocasiones.
En la
actualidad, son muchas las personas que tienen como consejero, guía o líder al
televisor…
Incluso, saben más de los programas
televisivos que de su propia escuela o trabajo, y conocen más de la vida del artista de moda
que a sus mismos hijos o pareja.
La televisión es un elemento fundamental de
comunicación y puede trasmitir lo mismo mensajes positivos que negativos.
Por ejemplo, la programación televisiva de
factura nacional, o sea, la que se realiza aquí en Cuba, sirve a los objetivos
de crear una sociedad culta, con información sobre los más diversos temas.
También al de educar masivamente., aunque no
es una televisión con formatos espectaculares sino de producción sencilla.
De manera general, lo que se ve en la
pantalla corresponde a la realidad, a lo
que está en la calle, refleja la
cultura, sus procesos y lo que son los cubanos.
En estos casos, el consumo de este medio se
vuelve una necesidad, una forma de recreación sana y de apropiación de valores
y conductas positivas.
Sin embargo, no todo es color de rosa. En
nuestra TV también se difunden contenidos extranjeros que se ajustan en muy
poca medida a estos conceptos. Y no solo eso, con el uso del DVD, las propias
personas escogen lo que desean ver, que no siempre es lo más apropiado.
Por ejemplo ahora están muy de moda las
series de narcotráfico como El Capo, la Reina del Sur o Pablo Escobar. Además
se prefieren las películas de factura extranjera generalmente cargadas de
violencia y mensajes negativos.
Este tipo de contenidos televisivos, muchas
veces son perjudiciales, en dependencia del consumo y la interpretación que se
haga de ellos.
La
violencia, la sexualidad, los estereotipos de raza y de género y el abuso de
drogas y alcohol son temas comunes en estos programas.
Los jóvenes, de por sí moldeables, pueden
asumir que se trata de actitudes perfectamente normales y permitidas.
Idea que los puede llevar a un cambio en sus
pensamientos y actitudes respecto a su forma de ser, vestir o actuar.
La
mayoría de los programas de corte extranjero, que de una forma u otra están en
la preferencia del cubano y del songomayense, tratan de imponer una moda a sus
receptores.
¿Qué logran con esto? Que el televidente se
identifique con lo que ve y busque la manera de estar a la par.
Entonces se adoptan frases, gestos, o incluso
comportamientos de los personajes con los que uno se identifica…
Así, por ejemplo, se impulsa al consumismo al
trasmitir un mensaje de frivolidad y de apego a las cosas materiales como la
ropa o los artículos de alta tecnología. O a la violencia, o al machismo, o a
las adicciones.
¿Qué podemos hacer al respecto?
Escoger observar programas y películas de
contenido constructivo, noticias, documentales, o de lo contrario, tener un
criterio acertado para no adoptar
patrones y mensajes negativos de la programación televisiva.
Comentarios
Publicar un comentario